jueves, 26 de julio de 2012

El escudo de San Sebastián

¿Desde cuando tiene San Sebastián su actual escudo? Ignórase la fecha en que se autorizó su uso que, como dice el doctor Camino "representa con energía y propiedad del arte de blasón sus hazañas por mar en servicio de los soberanos de Navarra y Castilla". Es posible que naciera en la época medieval y se puede creer, según el citado autor, "tendría principio este noble escudo de armas desde que se introdujeron las significaciones geroglíficas de nobleza y acciones ilustres, cuya primera regla, a lo menos, según las reglas del sistema actual heráldico, es bastante incierta".

Entre los documentos que se quemaron en el Ayuntamiento donostiarra en 1813 había una certificación del reinado de Carlos II referente al escudo y existiendo otro original en el Real Archivo se pidió una copia del documento que en hojas de brístol con orlas al cromo, pintado y encuadernado, se conserva en nuestro Ayuntamiento. Esta copia costó 250 pesetas. Firma la certificación, con fecha 29 de agosto de 1894, don José de Rújula del Escorial, Martin Crespo y Pessac, Rey de Armas de Alfonso XIII y hace referencia a que en el folio 619 del tomo segundo de minutas de certificaciones de escudos de armas hay una que dice :

"Yo, Juan de Mendoza, cronista y Rey de Armas del Rey Don Carlos, Nuestro Señor, Segundo de este nombre : Certifico y hago entera fe  y crédito a todos los que la presente vieren cómo por los libros de Armerías, Historia, nobiliarios y copias de linajes que están en mi poder y Blasonan de los Reinos, Provincias, Ciudades, Villas, Solares y casas nobles destos Reinos de España y otros de la Europa, parece que observa y pertenecen con Armas de la Ciudad de San Sebastián de la Provincia de Guipúzcoa, un escudo, el campo azul y en él un navío con su Belamen de plata, puesto sobre ondas de agua azul y plata, y en la parte alta superior de este escudo, dos SS y letras de plata. Todo circundado con esta letra: "Por fidelidad, nobleza y lealtad ganadas". Con coronel que comúnmente llaman Corona, sobre el Escudo : todo lo cual es bien expreso jeroglífico del valor con que los ilustres hijos desta ciudad, penetraron en los Mares, se dilataron a Apartadas Regiones y a remotos climas, lograron y consiguieron memorables victorias y señalados progresos marítimos de que tiene tan copiosa materia esta Ciudad, que bastava a constituir estimable qualquiera ilustre República, y se prescinde de la especificación de los numerosos y relevantes motivos de que su escudo de Armas hace representación, no tanto por tener afianzadas bien estas memorias las historias naturales y extranjeras, quanto por no ser el Instituto desta Certificación más de informar el escudo de Armas desta Ciudad, el cual está organizado según y como va copiado, e iluminado en el que está el prinzipio desta certificación, y para que conste ser las Referidas Armas las que tocan y pertenecen a la referida Ciudad de San Sebastián, de la Provincia de Guipúzcoa, y de que puede usar en sus cassas, edifizios, patronatos y todos los demás lugares, sitios y partes de su jurisdicción y en todos los actos y fines públicos honoríficos que le convenga y necesario sea, dí la presente certificación, firmada con mi nombre y sellada con el sello de mis armas, en Madrid a 24 de mayo de 1682".

Uno de los sellos más antiguos que se conservan del Concejo de San Sebastián es el que se puede ver en el Archivo del Ayuntamiento de Pamplona en un documento de siglo XIV. Se trata de una escritura del "Conceio de la villa de San Sebastián" en la que esta Corporación da fe de haber recibido de manos del regidor que envió la ciudad de Pamplona el privilegio que a los mercaderes de Navarra concedió el rey Don Pedro de Castilla otorgándoles determinadas franquicias y lleva la fecha de 10 de enero de la era 1390 (año 1352). Lo otorgan los jurados del Conceio de San Sebastián "Seyendo ayuntados en el Coro de la iglesia de Santa María de dicha villa".

Juan Iturralde que estudió el sello y el documento hace ahora un siglo, dice que al ser Navarra un reino independiente no tenía allí jurisdicción ni poder el rey don Pedro, por lo que  probablemente el monarca quería favorecer el comercio entre los mercaderes navarros y nuestra ciudad, ya que San Sebastián, igual que toda Guipúzcoa desde hacía muchos años formaba parte del Reino de Castilla.

El sello en cuestión es de cera incolora, traslúcida y debido al paso del tiempo está un poco amarillento. El balduque, la cinta que le une al pergamino, es roja. De este documento cuelga también otro sello más pequeño que era el de Domingo de la Maison, oficial.

En el anverso figura una nave con la proa y la popa levantadas, similar a las que pueden verse en códices miniados de la época. Se distingue perfectamente el palo mayor, las vergas escalas, cuerdas, cogida una de estas por el timonel que tiene un remo que seguramente hace las veces de timón. Del bauprés pende un ancla. En la popa hay un castillete con saeteras y almenas y en la parte superior del mismo una banderola en un asta pequeña. Cuatro hombres aparecen en el dibujo, dos en cubierta y dos en una vela y su exergo en el borde del anverso escrito en magnífica letra gótica dice lo siguiente : "Sigillum : Concilli : De : Santo : Sebastiano".

En el reverso del sello figura un castillo que Juan Iturralde estima debe ser reproducción del de la Mota ya que es diferente a los que entonces aparecían en los blasones y monedas. El castillo fortaleza tiene una puerta de arco de medio punto con matacanes, los muros con almenas, dos torreones cilíndricos y la torre central cuadrada, también con almenas. El exergo del reverso también en letra gótica dice : "Intravit : Dominus : Ihesus : in : Castellum".

El otro pequeño sello, el de Domingo de la Maison, representa a un hombre que lleva un gorro o montera en la cabeza, destacando su figura sobre un rosetón similar a los que aparecen en algunas vidrieras catedralicias. La leyenda que rodea  al sello dice : "Sigillum officialat ... e San Sebastián" .

El comercio y el mar han sido durante siglos la dedicación laboral de los donostiarras. La situación geográfica de nuestra ciudad con su puerto y la proximidad a la frontera privilegiaban las relaciones mercantiles de nuestros mayores y cuando el comercio de la lana y la famosa mesta privaban en nuestras relaciones mercantiles, por aquí pasaban o aquí embarcaban parte de los envíos que desde el famoso mercado de Medina del Campo se dirigían a Flandes. No olvidemos que entonces nuestras ovejas merinas tenían fama en toa Europa de dar la mejor lana.

Y junto a este tráfico mercantil por tierra y por mar, parte de nuestros hombres se dedicaban a la pesca. La ballena y algo menos el bacalao dan origen a muchos documentos de la época en los más diversos aspectos de este trabajo de nuestros arrantzales.

Por eso no tiene nada de particular que nuestro Concejo municipal llevase en su sello un barco como símbolo de una parte importante de nuestra vida de trabajo.Y un castillo por ser San Sebastián plaza fuerte. Si hace un momento me refería al sello de nuestro Concejo que se conserva en Pamplona y pertenece al siglo XIV, posterior solamente en unos años a otro que existe en la Biblioteca Nacional de París que da fe de la autenticidad de un documento del año 1297, hay más sellos de épocas más próximas a nuestro tiempo. Los anteriores, tanto el de Pamplona como el de París son muy similares a los que usaban las ciudades marítimas, como los de Santander, Fuenterrabia, Southampton o Dover y desaparecieron con el tiempo siendo sustituidos por otros que no eran colgantes sino de placa. Si examinamos estos posteriores veremos que tienen algunas diferencias con los que les precedieron. Así la nave que en los primitivos no tenía más que un palo, en estos tiene tres y no aparece en el sello ningún marinero ni en la cubierta ni en la verga y no hay fortaleza o castillo ni inscripciones en latín con los cuidados caracteres góticos. Hay dos eses, mayúsculas, iniciales del nombre de nuestro pueblo y en el exergo puede leerse "Por fidelidad, nobleza y lealtad ganadas". La nave de este nuevo sello es parecida a la de los anteriores y tendrán que pasar bastantes años hasta que aparezca una fragata con todas las velas al viento, como las del escudo de la ciudad. Pero ya estamos en el siglo XVIII.

La fragata aparece sobre el agua en plena navegación, con viento de popa, con las velas de los tres palos desplegadas. Así como en los sellos primitivos la nave no daba sensación de movimiento, en estos dijérase que la fragata avanza sobre las olas del mar. En cada uno de los tres palos se ve una bandera blanca con las aspas de la cruz de San Andrés, la famosa cruz de Borgoña que llevaban los tercios españoles del XVI, y en la vela de la gavia mayor aparecen las dos eses mayúsculas.

Joseph Gervais, un francés afincado en San Sebastián que sus ratos de ocio los dedicaba al ciclismo y al que tanto debe este deporte en nuestra ciudad,  a fin de cumplimentar un encargo recibido para grabar el Escudo de Armas de nuestro pueblo pidió al alcalde marqués de Rocaverde en diciembre de 1907 autorización para que se le permitiera estudiar el sello de San Sebastián conservado en el museo municipal así como la documentación que hubiera al respecto. Autorizado, comenzó su investigación y unos días después se dirigió nuevamente al Ayuntamiento preguntando el motivo de la modificación introducida en 1895 que según las reglas heráldicas tenía su importancia.

Se estudiaron los documentos existentes, entre otros la Certificación Real expedida en Madrid el 24 de mayo de 1682, el Real Diploma de 15 de junio de 1699 y la Certificación de de 29 de Agosto de 1894 expedida por el Rey de Armas y Cronista de S.M.C. don José Rújula del Escorial, que he copiado antes, examinándose los sellos concejiles en especial uno anterior a 1813. A Gervais le había extrañado que la nao que aparece en el sello figuraba navegando hacia oriente, mientras que en los sellos y documentos municipales anteriores a 1895 aparecía con la proa hacia occidente. El coronel del escudo antiguo reemplazado por una corona Ducal se debía a que la etiqueta es diferente entre ciudades, villas y lugares.

En el escudo más antiguo que se conserva, el del archivo municipal de Pamplona al que me refería en unos párrafos anteriores, y que se halla unido a un pergamino, es de 1352 y en el anverso se ve una nave de la época con su palo mayor, vergas, escalas y cuerdas y plegadas las velas con una inscripción en latín que dice : "Sigillum conciliu de Santo Sebastiano". En el reverso hay un castillo con esta leyenda : "Intravit Dominus Ihesus in Castelum". Este sello es circular y el navío tiene la popa a la izquierda del que mira.

En el año 1884 el Ayuntamiento donostiarra dio a la Diputación un modelo para que sirviera de decoración en la vidriera del Palacio Provincial y era diferente al modelo del siglo XIV, pues no era circular y la nave ocupa una posición inversa con las velas desplegadas, tiene corona, las letras "S.S." en la parte superior de la nave y la leyenda en castellano dice : "Ganadas por fidelidad, nobleza y lealtad".

El 24 de mayo de 1682 un Rey de Armas dio una certificación sobre este escudo y lo cita el Doctor Camino, según el cual el escudo consiste en una nao o fragata de plata con ondas de mar también plateadas sobre campo azul con su coronel y orlas de oro  matizado encima y la circunferencia por  el rededor de una inscripción que dice : "Por fidelidad, nobleza y lealtad ganadas" y en medio las letras "S.S.". En esta certificación no se dice si van o no plegadas las velas ni la posición del barco. Como esta certificación se ha perdido, la referencia fidedigna es la de Camino.

Hay un escudo del año 1714 en el que la nao navega con las velas desplegadas en dirección opuesta al de 1352 y para embrollar más el tema hay otro sello de 1723 en el que la nave lleva el mismo rumbo que la del escudo primitivo.

¿Qué razones existieron para cambiar el escudo siendo diferente al primitivo el que describe el Rey de Armas en 1682? No se han puesto de acuerdo en esto hombres tan maestros en heráldica e historia como Pedro M. Soraluce, Juan Carlos Guerra, el marqués de Laurencín y la cuestión es un enigma.

Fue José Berruezo quien me dio todos estos datos que he copiado aquí, sin añadir nada por mi parte. El me dijo que no perdiera el tiempo intentando descubrir lo que investigadores de altura no pudieron. Y no volví sobre el tema.

JUAN MARÍA PEÑA IBÁÑEZ.























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